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La preeclampsia
Ees fundamental tener una adecuada vigilancia médica desde el principio y así controlar, prevenir o atender a tiempo cualquier complicación que puedas tener durante el embarazo. Entre las complicaciones comunes se encuentra la preeclampsia, esto sucede cuando se desarrolla hipertensión arterial y proteinuria (presencia de proteínas en la orina en una cantidad mayor a la normal) con o sin edema, después de la semana 20 de gestación y puede presentarse hasta 6 semanas después del parto. Algunas de las condiciones que se relacionan con este mal son los problemas vasculares, los trastornos autoinmunitarios, los genes y la dieta, no obstante, se desconocen sus causas exactas. La manera de prevenirla todavía es desconocida, por ello es muy importante comenzar el cuidado prenatal de manera temprana y seguirlo durante todo el embarazo.
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Usualmente, una mujer con preeclampsia no se siente enferma (de ahí la gran importancia de llevar un adecuado control prenatal para poder detectar datos tempranos a tiempo); sin embargo, los síntomas que pueden afectarla incluyen el aumento repentino de peso en un periodo de uno o dos días (más de un kilogramo por semana) y la hinchazón de manos, cara y ojos (recuerda que se considera normal que durante este tiempo se presente cierta hinchazón en los pies y tobillos). Cuando este problema es grave, es posible que se presenten otros signos como dolores de cabeza que no desaparecen y dolor abdominal en el lado derecho y debajo de las costillas, cuya molestia se puede confundir con acidez gástrica.
Igualmente, puede sentirse dolor en el hombro derecho y en la vesícula biliar. Es posible que se presente irritabilidad, disminución del gasto urinario y cambios en la visión, como su pérdida temporal, ver puntos centelleantes, fotosensibilidad o visión borrosa. Según el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, MedlinePlus, la náusea y los vómitos son señales preocupantes cuando son demasiado intensos.
Durante el primer trimestre de embarazo las llamadas “nauseas matutinas” y el vómito son normales, y de hecho se pueden presentar a cualquier hora del día, no solamente por las mañanas. Conforme avanza el embarazo estos síntomas disminuyen y tienden a desaparecer aproximadamente en la semana 18 de gestación. Si bien el vómito y la náusea son considerados parte normal de un embarazo, es recomendable estar atentos si se presentan de forma constante, severa y persistente.
Acudir al doctor es una indicación necesaria en todo los casos (pues esta enfermedad puede tener numerosas complicaciones que pueden causarle daño a la madre). En el caso de las mujeres que iniciaron su embarazo con una presión arterial baja y luego presentaron una elevación significativa requieren de una vigilancia cuidadosa en busca de otros síntomas.
Además de supervisar la salud del bebé, el médico te hará un examen físico para revisar la presión arterial y la hinchazón de las manos y la cara, de igual manera, realizará pruebas de sangre y orina para determinar si hay proteína, enzimas hepáticas más altas de lo normal, un conteo de plaquetas inferior a 100 mil y como es la forma de coagulación la sangre.
Asimismo, análisis como una ecografía del embarazo, una cardiotocografía, entre otros estudios, ayudarán a que tu doctor decida si es necesario hacer nacer al bebé inmediatamente, pues esta es la única forma de curar la preeclampsia; de forma que si el bebé está suficientemente desarrollado, quizás sea necesario recurrir a esta medida para evitar complicaciones. De igual manera se deben tener en cuenta los siguientes puntos.
- En ciertos casos, la mujer es hospitalizada para que tanto ella como el bebé puedan ser vigilados.
- Si el bebé no está suficientemente desarrollado y la preeclampsia es leve, es posible que el doctor permita seguir el embarazo en casa mediante recomendaciones como descansar en cama, tomar mucha agua y consumir menos sal, entre otros.
- Por lo regular, los síntomas de la preeclampsia desaparecen 6 semanas después del parto. No obstante, en ocasiones, la hipertensión arterial empeora en los días inmediatos posteriores.
- La obesidad, ser mayor de 35 años, el primer embarazo o un embarazo múltiple (gemelos o más) son algunos de los factores de riesgo que se vinculan con este problema. Asimismo, se relaciona con antecedentes de diabetes, hipertensión arterial o una enfermedad renal.
- Si la paciente anteriormente padeció preeclampsia, es más propensa a desarrollarla de nuevo en otro embarazo, pero, por lo regular, será menos grave que la primera vez.
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